Es muy difícil ser original en lo que os podemos contar de la Habana. No encuentro un titular noticioso para resumir y describir (deformación profesional). Muchos habéis oído mil veces las historias de que las casas son preciosas pero que se caen a cachos, que está destrozada y que los coches son de los 60 (espectaculares, por cierto, aunque no brillen como en las fotos)
Hay una parte de la Habana, la Vieja, que visitamos nosotros el martes, que es como el País de Oz. Uno camina por un mundo restaurado de baldosas limpias y cuidadas, casas remozadas y bien pintadas y cafés y restaurantes de ensueño dentro de palacios... Es espectacular, de verdad, preciosa...
Además tuvimos la suerte de que no nos acosaran mucho. Los que querían ser nuestro guía o llevarnos en coche de caballos se presentaban como tales al minuto y ofrecían precios, claramente, sin líos (Cosa que a Jesús le tiene muy sorprendido aunque no quiere decir que en la próxima esquina no venga el liante) Pasamos una mañana estupenda.
Eso sí, después sales de Oz, sin más transición que un contenedor de basura atravesado y te encuentras con la verdadera Habana Vieja, la que se cae a cachos de verdad... Y estás en la India, sin asfalto ni baldosas, con los cables de la luz por fuera, la ropa tendida desde terrazas señoriales y el caos de las bicis, los camiones, los coches y los caballos... Es triste su pobreza, porque no son iguales... Los que solo tienen pesos cubanos son pobres, aunque no mueran de hambre. Los que acceden a divisas, no lo son.
Por la tarde el paseo por el Malecón fue muy chulo pero con mucho agobio de calor. Fuimos al Hotel Nacional, donde estuvo Jesús cuando vino a currar, a tomar un mojito y a comer helado a Coppelia, donde la peli Fresa y Chocolate :) Cenamos en una terraza viendo atardecer en el Malecón, un poco caro pero precioso y con la cerveza más fría tomada jamás :)
Y ya, que Jesús dice que me alargo :) \
Besazos!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario